lunes, 14 de febrero de 2011

Emociones primitivas


Cuando escribo textos como este doy la impresión de ser uno de los cada vez más mediáticos agnósticos radicales (que no ateo) que no dudaría en incendiar El Vaticano. Sí sí, porque ahora también existe el anticlericalismo radical.

No estamos habituados a manejar el término "radical" cuando nos referimos a ideologías más propias de lo que llamamos izquierda. Basta una pizca de espíritu reivindicativo y un chorrito de autodesignada superioridad moral y.....voilà! El cocktail está servido. Ha llegado el momento de repartir hostias a todo Cristo, nunca mejor dicho.

(No tomarás el nombre de Dios en vano)

El domingo disfruté de una brumosa mañana en el monte Tibidabo junto con algunos amigos. Me gustan la iglesias, me trasmiten paz. En ellas se puede pensar.

Soy de los que creen que las personas necesitamos creer en algo para seguir adelante y no desfallecer. Lo que no soporto es que el leitmotiv de las religiones sea apelar a emociones tan primitivas como el miedo.

Ya es hora de que la Iglesia pida menos y dé más a sus feligreses. Es curioso que los vocablos del latín "tibi dabo" signifiquen "te daré".

No hay comentarios:

Publicar un comentario