El pasado 10 de diciembre el Instituto Noruego concedió el Nobel de la Paz a Barack Obama. En su discurso, Obama declaró que entendía el premio como "una llamada a la acción frente a los desafíos comunes". Pues bien, podría haber empezado por tomar decisiones de peso en la cumbre de Dinamarca.
No sólo le han dado un premio que no merece, sino que puede que tampoco lo merezca en un futuro.
Sinceramente, a mi me la trae floja quien reciba el Nobel de la Paz, y a decir verdad, Obama, como político progresista que es, me gusta. Lo único que me preocupa de verdad es la pasividad que demuestran la mayoría de los países que han acudido a Dinamarca. Se obsesionan por su crecimiento y por su PIB mientras nos cargamos el planeta que también heredarán sus nietos.
En definitiva, los países integrantes de la cumbre han llegado a un acuerdo de mínimos con el que ninguno de los países esta de acuerdo. Un terrible fracaso.
A ver quien es el guapo que le dice al delegado de Tuvalu que de momento no se va a hacer nada.
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